Author: Luis

  • Los magos

    Los magos empapelaron las murallas, paredes y panderetes con sus promesas. Los magos nos contaron historias maravillosas, haciendo palidecer la resurrección de Lázaro y la caída vertical de Icaro. Los magos nos pidieron solamente un pequeño favor: ‘marca nuestros nombres en un pedazo de papel’.

    Los árboles son testigos de este procedimiento engañoso y repetido. Si les preguntas ‘¿Saben la historia de los magos?’ ellos ríen con voz quejumbrosa y titilando sus hojas. Por supuesto que la saben porque pasa cada pocos años. Somos los humanos los de memoria escasa.

    Los magos tienen gustos variados de bebidas; algunos catan vinos tintos de regiones altamente específicas del planeta, otros beben cerveza y la llaman ‘pílsen’ con acento en la i. Algunos de los primeros prefieren cepas de lugares remotos de Irán. Los magos de menor pelaje beben cualquier cosa que se les ponga por delante.

    La mayoría de los magos olvidarán sus promesas el mismo día en que las hicieron. Los magos tienen la loca idea de prometer lo imposible y—algunas veces—indeseable, porque suena bien.

    Por alguna razón extraña los humanos dieron poder a los magos y nos arrepentimos. Una manera de recuperar el poder es convertirse en mago, pero eso derrota el objetivo. Otra manera es subvertir el orden de manera pacífica, una pieza a la vez. Cada pequeña acción, cada desacato minúsculo se acumula y recuperamos un poblon: un cuanto de poder.

    Quizás si muchos de nosotros aplican los principios cuánticos de la subversión los magos van a ser menos atractivos. Las paredes, murallas y panderetes van a atraer menos giles y otorgar menos poder a los magos. Ese es mi sueño y este uno de mis cuantos contra los magos.

  • Shilenidad en Suecia

    Caminando apurado es Estocolmo me enfrenté a boca de jarro con huellas de la diáspora chilensis. Uno puede encontrar el espectro completo, desde académicos y políticos hasta trabajadores de la limpieza, probablemente con sesgo para uno de los extremos. Esta vez se trata de rapero sudaca DJ Mendez que nos brinda la más pura poesía:

    Lleno de cultura, lleno de drama,
    lleno de frío, lleno de porno,
    bienvenido a Estocolmo.

    Como para grabar ‘Made in Sweden’ (Foto: Luis).
  • Las horas extra no dan ventaja

    Aburrido en Frankfurt veo las noticias. Ni los resultados de las elecciones — ni los números ganadores de la lotería — son más cercanos a pesar de las 4 horas de ventaja. Cae una nieve ligera, pasa un tren delicado moviendo pasajeros a Bucarest, Casablanca y Orlando. Yo voy por unas galletas o cualquier cosa para pasar el tiempo. Cambio. Y fuera. Cambio.

  • Personlig biljett Uppsala Stockholm

    En vivo desde Suecia, escrito en el tren entre Uppsala y Estocolmo. No, no vine a recibir el premio Nobel, aunque estaba dando una presentación el día que los anunciaron. Para otra vez será.

    Ha sido un viaje extraño, como para culminar un año en la ruta. Primero Australia, luego USA y seguido por Japón. Esta vez es Christchurch, Singapur, Frankfurt, Arlanda para llegar a bosques nórdicos. Son pinos, abetos y los maravillosos abedules de tiempos remotos. Tengo una fascinación con abedules que comienza a principios de los años setenta. Y he aquí, más de treinta años después, saltan a recibirme al paso del tren.

    El cielo está gris, con un mar de nubes. De repente el mar se quiebra y los abedules tienen cortezas doradas. Un momento después tenemos plena oscuridad: un túnel.

    Mañana el viaje continúa; cuatro vuelos para completar los casi 20.000 kilómetros que me separan de la casa. Me despido con ganas de volver durante el verano, para visitar el norte con sol permanente. Uno nunca sabe, pero creo que será posible. Saludos Tore, y nos vemos pronto otra vez.

  • Olvidalia

    Viajando entre templos de madera, con columnas que demoraron siglos en extenderse diametral y longitudinalmente, trato de entender las barreras. ¿Por qué paramos antes de llegar a la cima? ¿Por qué tratamos de resolver el mismo problema de la misma manera, una y otra vez? (Huelga decir que infructuosamente).

    Los templos tienen un extraño simbolismo, porque esos muros representan nuestras fallas, nuestras taras. Esos mismos muros contienen una inscripción que traduzco torpemente:

    No son cosas externas las que nos restringen, sino nuestras mentes que se aferran a cosas que nos restringen — Ryōshun Nakano.

    El problema es que si olvidamos las restricciones puede que resolvamos los problemas: toda una industria del pesimismo al tarro de la basura.

    Caminando en Kyoto (Foto: Luis).
  • Elecciones

    En general no escribímos de política; o quizás sí, pero no de lo contingente y divisiones de poder, sino que de los temas que afectan a toda la polis. Sin embargo, esta vez es diferente porque vienen las elecciones y—desde la distancia—me dieron ganas de entender lo que sucede.

    En el caso de Tren de Carga somos dos individuos, que a veces estamos de acuerdo y otras veces en desacuerdo. Me gusta que sea así y que nuestra “sociedad subversiva”, en el sentido de erosionar ligeramente esa realidad cotidiana, funcione de todas maneras. En cierta medida buscamos lo mismo, mientras que queremos cosas diferentes con algunos puntos en común.

    Esta parte de Tren de Carga (Luis) quiere más libertad en todos los ámbitos. Libertad económica sin libertad política y social (la derecha) es insuficiente. Libertad política sin libertad económica (la izquierda) no alcanza. Por eso, en algún momento dijimos que somos ultravioleta, más allá del espectro visible.

    Yo quiero más capitalismo, pero del de verdad, no de esa versión amordazada en que los apellidos valen más que la capacidad. Todavía somos esclavos de un sistema de castas que se ha mantenido por varios siglos. Quiero ver un gerente de empresa de apellido Catrileo, Chihuailaf o Lienlaf no porque haya cuotas, sino porque vivimos en una sociedad que da oportunidades a gente capaz. No quiero un “problema mapuche”, porque todos somos (parte) mapuches. Tenemos un problema de propiedad de tierra y de discriminación terrible, que debe ser solucionado dentro de un marco legal.

    Esa sociedad teórica invierte en educación, pero de manera inteligente. Premia a los profesores porque son buenos, no porque llevan muchos años haciendo el mismo trabajo mediocre. Eso requiere voluntad política. Tenemos educación bilingue que incluye los idiomas originales de Chile.

    Esa sociedad no tiene salario mínimo, no porque no quiere proteger a los trabajadores, sino porque la gente tiene la capacidad de generar ingresos más allá de cualquier mínimo artificial. De nuevo, eso requiere educación y darle a los padres la oportunidad de escoger donde sus hijos estudian.

    No quiero subsidios agrícolas, que protegen a unos pocos productores. Todos pagamos más por algunos productos, para proteger a unos pocos. No es justo, sobre todo para los más vulnerables en nuestra sociedad.

    Ninguno de los candidatos calza en esta historia. Los candidatos a presidente llaman, prometen y presentan la elección como “sólo yo puedo resolver tus problemas”. Ese es un falso dilema, porque solamente nosotros podemos resolver nuestros problemas. Simple. Por alguna extraña razón proyectamos nuestros deseos en una figura política, pero esa sociedad teórica no comienza con un nuevo presidente, sino con cada uno de nosotros: reclamando, creando oportunidades y haciendo cosas pequeñas, pero importantes. Y un día Lienlaf va a ser gerente.

  • Experimento

    Marcelo me dejó pensando con esa transición de ‘ayer a más ayer’ y cómo tenemos puntos de comparación. Tenemos una referencia ‘humos madereros’ y ‘bosque desocupado’. ¿Qué pasaría si abandonáramos toda referencia? ¿Qué tal una tabula rasa?

    Un experimento mental: borramos todos los archivos de noticias desde el 30 de Septiembre del Año de Nuestro Señor 2009 hacia atrás. La próxima vez que uno prende la televisión y un político abre su boca para expresar un lugar común o cliché acerca del escándalo de moda en Agosto—como es la costumbre en esa ocupación—no hay referencia en archivo. No hay imágenes, no hay absolutamente nada. El (o ella) no puede hablar de la necesidad de continuar REMPLACE TEMA DE MODA AQUI. Ella (o el) no puede argumentar la necesidad de parar REMPLACE TEMA DE MODA AQUI.

    No hay incendios enormes de alerces, las estatuas en la calle son desconocidos de bronce que nos miran lenta y curiosamente, no hay gesta invaluable del pueblo, no hay caso A, B o C, no hay gorilas golpistas, no hay TranSantiago, no hay.

    Lo único que hay es la ‘pretérita incertidumbre del futuro próximo’. Hay que inventar el primero y el dos y el tres de octubre y seguir inventando días.

    Fin del experimento. Retornemos a nuestra realidad y no olvidemos las frutillas recicladas.

  • Pegado con Credulidad

    Pegado con esta canción de Spinetta + Pescado Rabioso (1973), intrepretada por Pedro Aznar. ¿Qué más puede uno pedir?

    Las uvas viejas de un amor,
    en el placard…
    son esas cosas que te están,
    amortajando…
    haciendo esta salvedad,
    tu mente ya estará progresando…

    Pero vas,
    donde sonrisas te dan…
    esos encapuchados,
    de un mundo viejo…

    No,
    ¿no ves que nada te dan?
    credulidad…
    credulidad…

    Lo peculiar de nuestro gran calabozo…
    es esta especie de terror,
    por el bosque…
    la risa nena no podrá surgir,
    a menos que te subas al árbol…

    ¿Ves?
    el árbol es la verdad…
    descansa por tu cuerpo,
    cierra ya los ojos hoy,
    tus uvas vas a tirar…
    credulidad…
    credulidad…

  • Hablando de trenes

    Desaparecido por un tiempo, de viaje, sesenta mil kilómetros para mirar el planeta desde otra perspectiva. No, si en realidad yo quería escribir algo, pero las palabras no me salían por la punta de los dedos.

    Te cuento un secreto: he estado buscando trenes. He encontrado muchos abandonados, fuera de servicio, con el óxido carcomiendo lenta—pero inexorablemente—los esqueletos de metal. He saltado de continente a continente pateando rieles entre los que crece el pasto. ¡Hay incluso casas entre los durmientes! Cómo no van a estar seguros de que los trenes ya no pasan por ahí.

    Sin embargo, la semana pasada estuve en la locura ferroviaria. Un par de vuelos me llevaron de Christchurch, a Auckland y de ahí a Narita, al lado de Tokio. Después de la decepción inicial—ni Ultraman ni Godzilla estaban peleando pasando a llevar los edificios, con sus espaldas con cierre—llegaron los trenes. Claro, una variedad increíble. Si dejamos por un momento el Shinkansen de lado, tenemos trenes normales, semi expreso, expreso, muy expreso, etc. El poder entender el sistema de líneas y conexiones me va a tomar una vida. Pero anduve en esos carros confiables, que decían ‘el tren va a llegar a las 5:36′ y estaba a las 5:36. Sin vidrios quebrados, con baños limpios, lleno de japoneses.

    Esperando el tren en Hokkaido.

    Japoneses comunes y corrientes, y de esos teñidos de rubio y permanente. ‘Más raro que Japonés con rulos’ decían Inodoro y Mendieta. Ni tan raro en estos días… Gente cabeceando de sueño, mecidos por el tren que los llevaba de los suburbios al estómago gigante de una megápolis. Tokio, Osaka, Kioto, Sapporo, todos con trenes y subterráneos vivos a las horas más extrañas.

    ¡Estoy de vuelta! pero no soy el mismo. La vida se tornó confusa después de los trenes alucinantes. Quiero más arroz y sopa de desayuno, calamares completos (con cabeza, pies y cola) y un poco de vino de arroz en la noche. Y, por supuesto, quiero más trenes moviendo aquellos somnolientos hacia el centro del universo.

  • Ego sum

    Diáspora

    parte de la dispersión humana
    .