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  • Añoro

    Añoro un paisaje diferente
    un espacio sin isotropias y cálculos relevantes
    como un vuelo de pájaro perfecto sobre el mar.

    Añoro un tiempo contradictorio
    sin presente ni pasado
    solo construido de destellos luminosos.

    Veo hacia el sol y miro la salida de miles de fotones polvorientos
    que traen entre sus siluetas el pasado del universo,
    donde fue que comenzamos esta historia.

    Afuera, el agua cae con cargo a la conciencia de este momento inconcluso y relevante.

    Espacio finito de máquinas a vapor en el horizonte:

    Al futuro, al posterior futuro, al más halla futuro

    donde añoro que vuelvas a decirme,

    respira tranquilo tranquilo nuevamente.

  • Banderas

    Luca Prodan se rió de la bandera Argentina

    Yo quiero a mi bandera (bis4)
    Planchadita (bis5)

    La bandera de Chile fue descrita intensamente por Elvira Hernández (PDF de legalidad disputable):

    Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile
    en boca cerrada no entran balas
    se calla

    allá arriba en su mástil.

    Nos juntamos a comer con amigos y la presencia del Union Jack es inescapable. Una bandera chiquita en la cocina, unos banderines en el patio, los individuales en la mesa. Treinta y cinco años atrás el Union Jack estaba en Picadilly Circus, disquería en Providencia. Las banderas nos transportan, pero son pedazos de genero, matamos por la bandera, torturamos bajos sus colores y saludamos con un beso. Tapamos la cara con la bandera tricolor y es ‘por la patria’. Planchadita, planchadita, planchadita…

    Es el hermoso azul Wünelfe, el lucero de ocho puntas. Resistencia contra los chilenos basada en el poder de Venus.

    S (ese era nu nombre) tuvo su casa rayada con la bandera de EEUU acusado de espía. Nadie sabía que había renunciado a su ciudadanía décadas atrás, avergonzado por Vietnam, y que jamás logró regresar: murió en Australia sin poder ver nuevamente la bandera.

    Izar, arriar, izar, arriar, izar, arriar hasta perder el sentido como dijo Elvira. Flotando gigante entre edificios fiscales, un símbolo monstruoso hecho de tela de paracaída, un símbolo acogedor como un té con miel y limón.

    Si uno mira atentamente la ciudad parece una bandera, sucia, deshilachada. La bandera de la policía repartiendo palos, la bandera de los resignados a continuar en movimiento perpetuo, la bandera de la poetisa urbana.

  • El descanso

    A la entrada de los sueños esta el descanso.

    Como una boca que se transforma en un largo beso casual e inesperado.

    Solo los dioses lo saben:

    Es el descanso Ecuatorial que llega  a los pies desde las aguas de un mar en invierno aumentado

    Vienen entonces los sueños que se posan sobre mis hombros  a espacios milenarios.

  • A la distancia máxima

    Entre las hoja y el sol, solo existe una mirada.

    Como un desierto que se cree bosque, como un bosque que quisiera volver a ser desierto.

    Nada más extenso, nada más simple.

    Solo una miranda.

  • Clasificados: Otros otros

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  • Castañas

    Anónimo dejó las castañas en el asiento del parque
    curiosamente formó una familia en la lluvia
    una por una, recogió las castañas
    con la mano del gato
    una para ti, dos para mi
    con mano de gato mojado en llovizna frontal
    esa que dura por semanas.

    Anónimo abandonó las castañas del gato.

    Las castañas del gato (Foto: Luis).
    Las castañas del gato (Foto: Luis).
  • Duele de frío

    Hay días en que el aire duele de frío, corta como vidrio y se siente (realmente) el silencio. Volando en bicicleta desde el trabajo me detuve ante la composición verde brillante. Una de las ventajas de usar un computador pequeño es que queda espacio en la mochila para llevar otros accesorios: cámara compacta, grabadora digital, micrófonos y cachureos varios.

    Al final de un día cualquiera de abril paré la bicicleta, rescaté la cámara de un bolsillo, ajusté la velocidad del obturador y click, grabé el aire frío rodeado de nubes extrañas. ¿Después? Seguí pedaleando.

    El aire dolía de transparente.
    El aire dolía de transparente.
  • Ojos

    El ojo de vidrio fija la mirada
    vítreo, púrpura, todo lo cubre monotonamente.
    El ojo de plástico vibra rítmicamente
    pasea, acariciando cada árbol
    (nube y hoja de pasto)
    con su tierna córnea de silicona.

    Nuestros ojos ignoran la vida análoga
    perdidos en una red cada vez más ultrahumana.

  • El regreso

    Vengo de un viaje galopante, de tres mil años en tierras lejanas e imaginarias.

    Pude ver otros soles, tocar otras aguas y pescar en ríos de colores alucinantes. Las aves eran semejantes, pero cantaban trinos refractarios.

    Vengo de un viaje tri-milenario, con traje forjado de pseudo-corales y arcillas a cargas eléctricas desconocidas. Pude volver en el tiempo y mirar como crecían mis padres en los ojos de otras especies, de otros materiales y en el frío de otro paisaje.

    Pero ya estoy de regreso, como un navegante que descubre, como un héroe que vuelve de ganar una gran batalla. Tres mil historia les puedo contar, mil historias más puedo inventar con la ansiedad de las sinapsis que me ocurren en este último tiempo.

    He vuelto a mi refugio. Con sal y con arenas se han recuperado mis heridas y grabado mis recuerdos.

    Ya estoy de regreso y mi humanidad se ilumina a la misma velocidad de expansión del universo.