Blog

  • El porvenir de las escafandras

    A principios del siglo veinte todo hacía presagiar el fin de la escafandra, los zapatos de plomo y el traje de género. Las profundidades cedieron el misterio al espacio, el espacio a los computadores, los computadores a los teléfonos y los teléfonos a las redes sociales. Pero por décadas hemos calentado el planeta y secado nuestros queridos árboles, al punto de que el océano sube y las casas de playa quedal al mismísimo lado de las olas.

    Estoy invirtiendo mis ahorros en escafandras de bronce, vidrios gruesos y una lámpara lateral para la lectura. Así puedo sentarme en la silla de playa, tomar el sol y seguir soñando con cochayuyos, pulgas de mar y cangrejos lateralcaminantes. El porvenir de las escafandras es brillante, por lo menos hasta que volvamos de las redes sociales a los teléfonos, de ahí a los computadores, luego el espacio y a admirar el fondo del mar.

  • Lenguaje de la Naturaleza

    Salgo en invierno a la calle

    piso la nieve de un enero Canadiense

    buscando una travesía mínima

    entre mi puerta y la siguiente entrada.

    Salgo en verano a la calle

    piso el pasto verde de un enero Patagónico

    buscando una travesía máxima

    entre mi ventana y el siguiente paisaje.

  • Cosma al rescate

    La historia de la astronáutica chilena tiene un antes y un después de Cosma Nahuelpán. Los ingenieros fomes de costumbre sacarán a relucir unos satélites que parecen cajita feliz, o unas antenas que explotaron en pleno ascenso al espacio. Sin embargo, nadie desde el Teniente Bello había capturado el alma nacional como Cosma. La misión Pewén hubiera chocado contra asteroides sin su destreza digna de flipper ochentero. ¿Quién arregló el hiperjet con un pinche de pelo y un tubo de neoprén? Cosma. ¿Quién germinó las primeras semillas de foye* en el espacio? Cosma. ¿Quién comunicó el logro de la misión al llegar a destino? Obviamente Cosma. Derecho de la escuela numerada de Quecherehue a heroína mundial, saltándose a los mediocres apitutados de costumbre. Cancha, tiro y lado… Cosma nos permitió creer de nuevo.

    *Foye, foyke, canelo, Drymis winteri

  • Quiero volver

    Hace una semana volví a ese Valparaíso de calles de piedras levantadas y muros de fonolitas pintados por el aceite de una muchedumbre abandonada rumbo a la modernidad.

    A ese Valparaiso que en su caminar a ratos se muestra glorioso y a ratos triste producto de golpes de ignorancia de aquellos que piensan que la belleza tiene solo un punto de fuja.

    Caminé por sus calles y fui recordando en cada esquina vidas pasadas que sin saber si fueron mejores que las nuestras, están ahí contando historias de redenciones y levantamientos.

    Valparaiso sigue vivendo a pulsos de época, de sus mujers y hombres solo fieles al mar, fieles a la pendiente fuerte, a la caída fantástica después de perder el equilibrio en la colina.

    ¿Pero, donde estuviste estos años me preguntas?

    Escondido en lo profundo del bosque, escapando junto a otras especies de la sequía, intentando construir triste un nuevo nicho, un incompleto nicho que no será suficiente para todos.

    Estuve muy alejado de ti y de esa línea de luces de la tarde que marca tu llega al pacífico y de ese verdor que imponen las palmas marcando tu llega dinámica al borde de la colina.

    Pero estoy de regreso. Con amores frescos que me llevan a la resurrección de los sentidos, con recuerdos de antiguos y nuevos difuntos y de los que vienen en camino todavía.

    Aquí estoy Valparaíso, perdido frente a tí, como quimera olvidada en el horizonte.

  • Tarde de Sábado

    Conversar de los amigos y salir luego a recorrer las calles que hasta hoy pensábamos desaparecidas.

    Conversar sobre los miedos y de ese despertar y muerte que trae la edad y de su avance irreverente que cambia los cuerpos.

    Suena en el piano una melodía amorosa, como las conversaciones que no se nos dan por los últimos sucesos de la historia.

    Esas que solo llegan en destellos una tarde de sábado.

  • Newton ya no tiene fronteras

    Hace algunos días algo cambió en el jardin invisible de la Mora. No se si fue su luz o el olor a escalonia esclerófila que ronda con el rocío en la mañana.

    No estoy seguro, pero en este micro universo de plantas, hojas y calcetines escondidos, cuya dueña de cuatro patas y fidelidad incondicional a mi llamada habita, estaba alborotado por energías no convencionales que condicionan el paso a una dimensión 4D.

    Una nueva entidad corre junto a ella, una amistad de siglos o mejor dicho fuera del tiempo juquetea entre sus plantas, hoyos y huesos preferidos.

    Un mensaje envían desde un rincón junto al belloto otoñal a una velocidad de 9,8 m x segundo. Soy feliz aquí Master y estaré contigo hasta que se desprenda al eter la última de tus moléculas.

  • Liberté

    Poema de Paul Eluard (1942). Traducción libre de Marcelo.

    Poema de amor que se transformó en un grito de rebeldía de la resistencia Francesa en Parías durante la segunda guerra mundial. Hoy puede ser un grito de libertad frente a esta pandemia que nos afixia en un encierro físico y espiritual que a ratos agota demasiado. Aquí en la música y voz de Madelaine Pyeroux en esta hermosa canción Liberté.

    Libertad

    En mis cuadernos de escuela
    En mi escritorio y los árboles
    En la arena y en la nieve
    Escribo tu nombre  

    En las páginas leídas
    En todas las páginas blancas
    Piedra sangre papel o ceniza
    Escribo tu nombre  

    En las imágenes doradas
    En las armas de los guerreros
    En la corona de los reyes
    Escribo tu nombre  

    En la selva y el desierto
    En los nidos y las emboscadas
    En el eco de mi infancia
    Escribo tu nombre  

    En las maravillas de la noche
    En el pan blanco cotidiano
    En las estaciones enamoradas
    Escribo tu nombre  

    En todos mis trapos azules
    En el estanque de sol mohoso
    En el lago de luna viviente
    Escribo tu nombre  

    En los campos y el horizonte
    En las alas de los pájaros
    Y sobre el molino de las sombras
    Escribo tu nombre  

    En cada respiro de la aurora
    En el mar y en los barcos
    En la montaña demente
    Escribo tu nombre  

    En la espuma de las nubes
    En el sudor del relámpago
    En la lluvia espesa y suave
    Escribo tu nombre  

    En las formas centellantes
    En las campanas de colores
    En la verdad física
    Escribo tu nombre  

    En los senderos despiertos
    En los caminos desplegados
    En los lugares que desbordan
    Escribo tu nombre  

    En la lámpara que se enciende
    En la lámpara que se apaga
    En mis razones reunidas
    Escribo tu nombre  

    En el fruto abierto en dos
    Del espejo de mi cuarto
    En mi cama de cascara vacía
    Escribo tu nombre  

    En mi perro goloso y tierno
    En sus orejas erguidas
    En su pata herida
    Escribo tu nombre  

    En el trampolín de mi puerta
    En los objetos familiares
    En la llama del fuego benigno
    Escribo tu nombre  

    En toda carne concedida
    En la frente de mis amigos
    En cada mano tendida
    Escribo tu nombre  

    En los cristales de sorpresas
    En los labios tiernos
    Muy por encima del silencio
    Escribo tu nombre  

    En mis refugios destruidos
    En mis faros colapsados
    En los muros de mi aburrimiento
    Escribo tu nombre  

    En la ausencia sin esperanza
    En la soledad desnuda
    En los pasos de la muerte
    Escribo tu nombre  

    En la salud devuelta
    En el riesgo desaparecido
    En la esperanza sin recuerdo
    Escribo tu nombre  

    Y por el poder de una palabra
    Recomienzo mi vida
    Nací para conocerte
    Para nombrarte  
    LIBERTAD

    Liberté

    Sur mes cahiers d’écolier
    Sur mon pupitre et les arbres
    Sur le sable sur la neige
    J’écris ton nom

    Sur les pages lues
    Sur toutes les pages blanches
    Pierre sang papier ou cendre
    J’écris ton nom

    Sur les images dorées
    Sur les armes des guerriers
    Sur la couronne des rois
    J’écris ton nom  

    Sur la jungle et le désert
    Sur les nids sur les genêts
    Sur l’écho de mon enfance
    J’écris ton nom  

    Sur les merveilles des nuits
    Sur le pain blanc des journées
    Sur les saisons fiancées
    J’écris ton nom  

    Sur tous mes chiffons d’azur
    Sur l’étang soleil moisi
    Sur le lac lune vivante
    J’écris ton nom  

    Sur les champs sur l’horizon
    Sur les ailes des oiseaux
    Et sur le moulin des ombres
    J’écris ton nom  

    Sur chaque bouffée d’aurore
    Sur la mer sur les bateaux
    Sur la montagne démente
    J’écris ton nom  

    Sur la mousse des nuages
    Sur les sueurs de l’orage
    Sur la pluie épaisse et fade
    J’écris ton nom  

    Sur les formes scintillantes
    Sur les cloches des couleurs
    Sur la vérité physique
    J’écris ton nom  

    Sur les sentiers éveillés
    Sur les routes déployées
    Sur les places qui débordent
    J’écris ton nom  

    Sur la lampe qui s’allume
    Sur la lampe qui s’éteint
    Sur mes raisons réunies
    J’écris ton nom  

    Sur le fruit coupé en deux
    Du miroir et de ma chambre
    Sur mon lit coquille vide
    J’écris ton nom  

    Sur mon chien gourmand et tendre
    Sur ses oreilles dressées
    Sur sa patte maladroite
    J’écris ton nom  

    Sur le tremplin de ma porte
    Sur les objets familiers
    Sur le flot du feu béni
    J’écris ton nom  

    Sur toute chair accordée
    Sur le front de mes amis
    Sur chaque main qui se tend
    J’écris ton nom  

    Sur la vitre des surprises
    Sur les lèvres attendries
    Bien au-dessus du silence
    J’écris ton nom

    Sur mes refuges détruits
    Sur mes phares écroulés
    Sur les murs de mon ennui
    J’écris ton nom

    Sur l’absence sans désir
    Sur la solitude nue
    Sur les marches de la mort
    J’écris ton nom  

    Sur la santé revenue
    Sur le risque disparu
    Sur l’espoir sans souvenir
    J’écris ton nom  

    Et par le pouvoir d’un mot
    Je recommence ma vie
    Je suis né pour te connaître
    Pour te nommer  
    LIBERTÉ  

  • Hace 92 años el desierto de Atacama te vió llegar

    A Mercedes Miranda

    Sí, la innombrable inmensidad del desierto de Atacama un día te recibió sonriendo y cantando lleno de júbilo.

    Como se recibe a un amiga querida que viene de lejos o como se recibe a la flor que aparece en la ventana en el principio mismo de la primavera.

    Asií de generoso fue el desierto contigo, pero también implacable mostrándote de pura confianza la cruda realidad que vivía su gente en el principio de los siglos.

    También te recibieron las ciudades y las usinas a carbón que transformaban el caliche de amarillos tonos en sacos de perlas blancas para la prosperidad de otros más modernos que nosotros.

    El mar siempre saliente, presente y eterno celebra tu caminar desde el nicho a la tienda de novedades y curiosidades del centro. Festeja la caminata y la instrucción directa que te salvará la vida.

    Tenías una piel hermosa que no conoció la vejez. Unos dedos de cuencas que heredaste de las montañas del valle del Elqui de igual forma que tu madre.

    Hoy decidiste partir después de decir gracias por el alimento porque quién más que tú sabe lo que es no tenerlo para ti y los que vienen contigo.

    Aquí desde mi encierro grito, río y lloro. También canto y respiro el aire fresco de ese desierto que nos enseñaste a querer, odiar y admirar.

    Aquí desde mi encierro levanto mi bandera que espero se vea desde lejos. Tan lejos como aquellos paisajes hermosos que recorriste cuando estabas a este lado de la vida.

  • Christchurch-Monterrey

    Después de las formalidades de llamadas de larga distancia, saludos de Año Nuevo y disculpas por diferencias horarias volvemos a la conexión usual. Como si hubieramos estado hablando la semana pasada o, tal vez, la antepasada. Ese click instantáneo es una de las virtudes de muy pocas amistades, más aún si estamos hablando de casi cuarenta años.

    Para variar terminamos en un tema curioso, un apocalipsis de zombis en La Habana, ciencia ficción China y otras curiosidades literarias. No sé cuando vamos a hablar de nuevo, pero sí sé que va a funcionar como de costumbre, como si solo hubiera pasado una semana y trayendo temas dispares, casi inverosímiles, pero siempre interesantes.

  • Tatuajes

    A veces, los días de lluvia revelan los tatuajes de los árboles. Tribus, gangs, clubes de membrecía exclusiva quedan marcados en la corteza (o bajo ella). Así los árboles se reconocen, guiñan con las ramas y dicen hola. Después con el sol pasan a estar nuevamente de incógnito.

    Eucalipto tatuado (Foto: Luis).